Día de África
No sé qué es África, no podría definirlo. Pero su concepto me cautivó para conocerla y conocerla me cambió la vida.
No sé qué es África, no podría definirlo. Pero su concepto me cautivó para conocerla y conocerla me cambió la vida.
África podría ser cualquier sitio, cualquier sueño, cualquier parte que
seamos capaces de imaginar. Desde la imagen más triste y patética de las
petroleras contaminando paraísos naturales hasta la más próspera,
brillante y alegre imagen de una niña riendo con sus compañeras camino
del colegio. En África encontramos de todo, y no hablo de cualquier cosa
material como móviles de última generación, champús anticaspa o beluga,
si no de hábitat, ecosistemas, organizaciones de hombres y mujeres tan
diversas que podría decirse que cualquier posibilidad existe o puede
existir en África.
El continente negro, que no es negro ni blanco, ni tostado por la arena del Sáhara, ni verde por los bosques de lluvia, se nos presenta como un lugar a veces inhóspito (cuanto daño ha hecho la literatura colonial) aún cuando en sus gentes reside las más antiguas y puras de las cualidades humanas. Muchos han intentado domar las selvas, los desiertos y a sus gentes. Muchos han conseguido separar, segregar, adoctrinar y evangelizar trocitos del puzzle. Otros muchos se han adueñado de las riquezas que emanan de la tierra que vió nacer al Ser Humano. La Historia no es justa con África, no son los africanos quienes han escrito los libros que narran sus historias, y no se respeta el canto, la danza, la pintura, el uso y la costumbre, la cadena que une las generaciones de libres y esclavos. África es también ese proceso, la lucha entre el campo y la urbe, la dialéctica entre la prospera crisis y la anclada vida sostenible, entre la supervivencia y la muerte, entre los extremadamente empobrecidos y los opulentamente ricos, entre la tradición y el futuro.
Como dijo Ryszard Kapuscinski en Ébano: Este continente es
demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte,
todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Solo por
una convención reduccionista, por comodidad, decimos "África". En la
realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe.
Será ese lugar que queramos que sea.
Será ese lugar que queramos que sea.
25 de Mayo 2012
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