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domingo, 23 de enero de 2011

Nené, una mujer madura, delgada, con cuello arrugado, serena y afable, nos sale a recibir a la puerta de su casa levantada a escasos metros de la carretera. Estoy en Creek Town, junto a mí, Patri, Kanu, Tere, Fosky, Valle y Ana. Hemos quedado con ella para que nos conduzca a casa de su amigo el Dr. Okpo. El Dr. Okpo vive con su familia en una casita a la que accedemos por un camino de tierra. Nené nos guía hacia la parte trasera. Cruzamos por debajo de un arco hecho de bambú, a modo de puerta, lleno de abalorios y lazos trenzados. Una cruz de torcidas maderas nos da la bienvenida antes de ver al Doctor sentado en un pequeño taburete detrás de una minúscula mesa de madera. A su espalda una pequeña habitación hecha de caña y barro. En la pared cuelga un diploma oficial: especialista en remedios naturales. Estamos en su oficina, él trabaja aquí, es hechicero. Extremadamente delgado, pequeño, de cara afilada, viste rapa y camiseta de tirantas. Parece sencillo y vulnerable. Busco su mirada esquiva tras sus pequeñas lentes.






Empezamos a contarle nuestra historia para situar el contexto antes de preguntar. Pide que le traigan una botella de licor casero. Escucha, entiende, pero se niega a hablar en inglés, Nené hace de intérprete. Utiliza como método de adivinación un cráneo de cabra que cuelga atravesado, desde la nariz hasta la apertura del cuello, por una cuerda. En el extremo inferior de la guita cuelga un pequeño brazalete de hierro, que se utilizaba como moneda tiempo atrás, al que ata una fibra de hoja de palmera. Lubrica la cuerda, llega la botella, la sesión puede comenzar. Bebe y da de beber al cráneo escupiéndole. Preguntará a los espíritus de la cabra, en Efic, lo que queramos saber. Tirará el cráneo hacia arriba hasta casi tocar la viga de madera de donde cuelga y este caerá deslizándose por la cuerda si la respuesta es negativa o falsa, o se quedará parado arriba si la respuesta es positiva o verdadera. No es magia, no es azar, solo una pequeña tensión por parte del hechicero que tira de la guita dejará el cráneo suspendido.

Los detalles de la entrevista y el resto de la sesión son parte de un trabajo de investigación del equipo que no puedo reproducir aquí. A nuestras preguntas las respuestas son parcas, sencillas y tranquilizadoras. Sin duda preguntamos obviedades. Queda claro que el concepto de brujería, anglosajón, cristiano y académico tiene poco que ver con el religioso tradicional a juzgar por la naturalidad con que resuelven nuestros temores. Es el cristianismo quien asocia brujería al mal. Quien utiliza ácido, aceite y dolor para exorcizar a un niño brujo.


El Doctor tiene diagnóstico y receta. Saca un viejo libro de hojas alargadas atadas con un lazo rojo. Busca delicadamente en el recetario y expone lo que debemos llevar a la siguiente sesión a modo de pago en especie. Antes de irnos debemos pagar, piden un precio desproporcionado que aceptamos, pagaremos en la siguiente sesión. Ahora solo daremos una pequeña propina para agradecer su tiempo. Estrechamos su mano y nos mira desconfiado, "estáis en deuda, os estaré esperando".





¿Quieres más? En la entrada del 15 de Septiembre de 2010, la cuna de la magia negra, tienes a mi niña bruja favorita y el enlace a un ensayo académico de UNICEF sobre la brujeria: "Children Accused of Witchcraft. An anthropological study of contemporary practices in Africa". April 2010. Aleksandra Cimpric. UNICEF WCARO, Dakar.


 
 
 

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