Pueden olernos.
En Octubre publiqué el texto que escribí para el teatro que tenemos preparado con los niños y que nunca hemos llegado a representar, ¡En Nigeria aún quedan gorilas!
Cada vez que hablo con un ranger o con un ecologista me gusta preguntar:
-Have you ever seen a gorilla?
He tenido la suerte de encontrarme con algunos que si se han aventurado a estar mínimo una semana en la montaña, en el bosque, durmiendo al raso, para buscar y encontrar la pista y que han tenido la suerte de verlos con sus propios ojos. No es fácil, es un privilegio. Es un sueño, una idea romántica que une a los que amamos la Naturaleza. Esto se lleva en las venas, se incrusta dentro de ti cuando de pequeño "Gorilas en la niebla" te nubla las pupilas haciéndolas vibrar. Los gorilas representan lo más salvaje y virgen del interior de la selva madre. Los gorilas nos fascinan porque nos vemos reflejados. Porque han sido buscados hasta crear leyendas, héroes y villanos.
Con mi hermana fuimos a visitar el santuario de la vida animal en Afi Montain (ver entrada afi-mountain/Pandrillus), y allí, tenían un bebe gorila rescatado y en proceso de rehabilitación para en un futuro tratar de reintroducirlo en la naturaleza.
-Dos años, es un bebé.- Me contesta el cuidador-. Pasa casi 24 horas con él, es una madre que le acaricia, le da el biberón, lo protege.
-¿Puedo tocarlo?
-No, solo tiene contacto conmigo.
-¿Es macho?
-Sí, es macho.
-¿Será un espalda plateada?
-Lo será.
Un bebe que no llega a cinco kilos, inofensivo, juguetón, casi humano en sus gestos y formas, se convertirá en un macho imponente, con una cabeza gigante, majestuoso...
-Mis respetos alteza. -Pensé para mis adentros.-
Me retiré sin darle la espalda, imaginándolo adulto, delante de mi, con más de 200 kilos de peso, mirándome con sus ojos oscuros, invitándome a buscarlo. Ellos están ahí, tan cerca, que pueden olernos.
13 Enero 2011
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