Cada grupo de cocina empieza a definir su forma de trabajo. Las etiquetas ya están puestas: Con Moi sabes que comerás tarde. Con Patri, desde luego, no te quedas con hambre. Cuando le toca a Fosky puede haber sorpresa, pero siempre elaborada. Para Noe, con la col tiene bastante. Y Mache es la experta en reciclado!
Todo tiene explicación. Al haber dos grupos de cuatro, estos están en la obligación moral de currarse un poco más las comidas, hornear una pata de cerdo, una cazuela de pescado o un buen guiso. En cualquier caso, ningún grupo es manco, y quien más y quien menos se saca platos de la manga que ni el Arguiñano.
La clientela, también es especial. Samu esta siempre atento a que en su plato no caiga material no apto para su dieta (si cae lo apartará luego en un ladito del plato), Moi, no sabe si ser o no vegetariano, su mente dice que no quiere carne, su boca se la pide, y entre tanto, algunos, nos ponemos cerca por si nos cae su trozo de pescado. Porque si hay alguien que coma sobras de los demás, soy yo. No me canso de decir que la comida no se tira. -Probad un poco y luego podeis repetir- les digo. Pero lamentablemente la basura recibe cantidades de comida que a mí personalmente me avergüenzan. A María le encanta chupetear los huesos de pollo de todos, y comerse los más apetecibles. Jose come pan. A Isa le chifla la fruta y verdura. Neli le echaría ketchup a todo. Ronald y Michael comen lo más grande, -están creciendo-, nos decimos entre nosotros.
Si las madres supieran lo que comemos... ay!...benditas sufridoras... Si hoy no tenemos reparos, es gracias a vosotras!
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