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jueves, 10 de febrero de 2011

UNICEF coordina y apoya financieramente un plan de saneamiento de comunidades con la Rurar Water and Sanitation Agency (RUWATSA). El proyecto consiste en conseguir que las comunidades dejen de defecar al aire libre. Primero, hay que poner en marcha la acción, elegir la comunidad, hacerles partícipes, que entiendan la problemática sanitaria, que quieran iniciar el proceso de cambio. Segundo, se les explica como construir y utilizar las letrinas. Tercero, se verifica que efectivamente la comunidad está concienciada, ha dejado de defecar al aire libre y han construido y utilizan las letrinas, y que todos tienen acceso a ellas. Cuarto, se les concede un certificado sanitario. Quinto, empiezan las ayudas en términos de dinero, mejorando, reconstruyendo, manteniendo y desarrollando instalaciones. De esta forma se evita el derroche de dinero que supone construir un sistema de saneamiento que luego ni se utiliza ni se mantiene, error de tantísimos proyectos de cooperación y desarrollo. Problema, el proyecto necesita varios años de trabajo en el terreno.

A Kanu lo contrataron para inspeccionar varias comunidades y determinar si estaban listas para otorgarles el certificado de comunidad libre de defecaciones al aire libre. Y yo, me fui de ayudante a siete comunidades, cuatro dentro de Calabar Municipality Local Goverment Area (Abenjo, Bacoco, Ikot Anwatim y Esuk Atu) y otras tres en Bakassi L.G.A. (Usong Esuk Efio, Ikot Iwang y Akpa Okon Ene Ita).

Salimos de la ciudad de Calabar y nos metemos a la derecha por un camino de tierra. A lo largo del camino vemos muchas comunidades, Nigeria está demasiado poblada. La gente, construye su casa, tala el bosque y cultiva la tierra, no les queda otra para sobrevivir. No hay control, las casas, las granjas, se van comiendo la naturaleza, nacen como setas. En lugares imposibles, terraplenes y cauces de ríos. Con problemas serios de suministro de agua o luz, de acceso imposible. Cultivan tierras marginales que apenas les dan para comer. Algunas comunidades tienen más de un siglo de existencia y, esta primera, cinco mil habitantes.

 
Nos reunimos con los jefes, y con la comisión de saneamiento (grupo encargado en liderar el cambio de conciencia y de motivar a la construcción y uso de las instalaciones). Hablamos con ellos y preguntamos como va la evolución. Después nos damos una vuelta a inspeccionar las nuevas letrinas, si las usan correctamente y han dejado de defecar en el bosque tendrán ayudas. Intentamos ir corrigiendo errores, enseñarles la importancia de tapar las letrinas, de utilizar ceniza, la higiene personal... Motivamos a los niños, y felicitamos a la gente que ha trabajado duro y bien. Paso a paso, poco a poco. El tema es de importancia vital ya que la cocina, la granja y el retrete está en menos de cien metros y aquí caer enfermo puede no ser una semana de cama.

Siete comunidades en dos días dan para mucho, conocer gentes, costumbres o mercados, también para recordar como las sunflies y los mosquitos siguen haciendo estragos.

 
 
 
 

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