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martes, 31 de agosto de 2010

La importancia de los detalles.

En la convivencia con los 16 miembros de la casa uno empieza a distinguir quién es quién con el paso del tiempo. Cada cual va asumiendo su papel dentro de la "organización". El teatro y la adopción de personajes no tienen sitio en esta casa, los 12 meses que estaremos compartiendo casa y trabajo, nos pondrán a cada cual en su sitio.
En un contexto como este, donde desde el primer minuto hay que tomar decisiones y ser mínimamente efectivos en su ejecución, los líderes naturales pronto empiezan a destacarse. Un líder natural no es elegido arbitrariamente ni al azar, simplemente se hace notar por su determinación, conocimiento y ausencia de equivocaciones. Si actúa de forma coherente, efectiva y justa, el grupo lo secundará. Será capaz de aglutinar en torno así las decisiones más importantes, la linea de acción, y la motivación para que el resto del grupo funcione. Si por alguna razón comete errores, no es constante, o es incoherente, pronto su liderazgo no tendrá peso alguno. No es difícil hacerse notar, lo difícil es liderar, y sólo los elegidos tienen ese don.
Por otro lado, rápidamente, también se puede observar el nivel de compromiso de cada uno con respecto a los diversos temas. Hay quién trabaja sin descanso y quién descansa mientras trabaja. Quién es perfeccionísta con lo que hace, quién detecta problemas y tiene autonomía suficiente para resolverlos, quién cocina con cariño o limpia con esmero.
Compañerismo, compromiso, amistad, generosidad... son conceptos que todos manejamos, y que incluso nuestra mente lucha por alcanzar, sin embargo, la acción puede distar mucho de esos ideales. Egoísmo, desconsideración, nula empatía... la linea entre unos y otros es delgada y está en continuo conflicto. De la misma forma, la libertad individual queda limitada por las libertades de los otros.
Entonces, son los detalles del día a día los que marcan de alguna forma las relaciones interpersonales. Es el respeto llevado a la máxima expresión lo que te une a alguien. Es no solo la generosidad individual, si no la lucha por la generosidad grupal lo que demuestra esa verdadera preocupación y empatía.
No todos necesitamos lo mismo. Hay personas más y menos dependientes de afecto, cariño o toma de decisiones. Hay quien es más y menos autónomo. Y por eso cada cual se va complementando mejor con unas y otros según caracteres y compatibilidades.
Así las cosas, uno aprende a veces, a dar a aquellos que dan, a escuchar a los que escuchan, a contar con los que cuentan contigo, a trabajar por los que trabajan, y al fin y al cabo, a respetar a todos, cada uno de su madre.
Tengo claro una cosa, de esta experiencia, me llevaré amigos y amigas para toda la vida. Gracias compis!

jueves, 26 de agosto de 2010

Caminito de Nigeria,
en un 14 de Junio
le digiste a tu familia
tengo hecha la maleta
que me voy...de voluntario.

La gente me llama loca,
donde te vas a meté!?
yo.. me puse una venda
y que venga lo que venga
no le tengo miedo a ná.

Nos despedimos,
un abrazo, una sonrisa,
cuidaté y a disrutar.
Abrí mis ojos,
de Sevilla a Madrid a Frankfurt
estamos tos´en Calabar, Calabar.

Y esas miradas,
de esos niños maltratados
que la vida ha castigado
dejándolos sin familias,
sis estudios, sin futuro,
pero lleno de ilusiones.

Y esas miradas,
con las que ando to los días
de esos niños y esas niñas
que me esperan ca´ mañana.

No sé que conseguiré
este añito aquí a tu lao,
si un receso, no lo sé,
o decí que lo intentao.


Mi vida por ti daré
llevando mi voz al cielo,
tu justicia pediré
con todos... mis compañeros.

Escrita e interpretada por Valle y Moi. Precioso pasodoble que le escribieron a María y que me arrancó muchas emociones el día de su cumple.
Viva el carnaval de Cádiz!

miércoles, 25 de agosto de 2010

Ébano. De la mano de Ryszard Kapusciscinki viajo por África y por pasajes de su historia. África es ancestral pero su historia no está escrita en ningún libro ni manual, la mayoría de las veces se transmite de generación en generación a través de canciones, cuentos y leyendas. Como mucho tenemos la letra de los blancos, exploradores y colonos, los europeos que empezaron a escribir siguiendo a Stanley, Braza, o Conrac. África, además, es gigante, vasta e infinita. Llena de paisajes y climas diferentes, un sin fin de regiones con razas, culturas, tradiciones y religiones diversas.

Ébano es un ensayo periodístico. Un libro de culto. Los capítulos nos sumergen en diferentes países y contextos históricos. El autor, Premio Príncipe de Asturias, estudió Historia y trabajó como corresponsal de guerra. Nos propone un resumen de toda una vida de viajes por África, analizando de forma magistral los acontecimientos más trascendentales de la historia contemporánea de este continente. Se mete de lleno en los lugares más recónditos, en las situaciones más inverosímiles, en las aventuras más arriesgadas, sufre malaria, y su vida corre peligro. Nos sumerge y nos transmite su pasión por esta tierra, tan quemada y a la vez tan verde.

25 Agosto 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

El cumpleaños es un día especial. Mi veintiocho cumpleaños será además inolvidable.

Daban las cero horas del 19 de Agosto charlando distraido en el cuarto de las tres nenas. Algunos besos me acompañaban antes de bajar a mi habitación a dormir. La luz estaba prendida, Patri y Kanu me esperaban para ver mi cara cuando descubro que debajo de mi almohada descansa una bolsa llena de apreciados caprichos culinarios, yogurt, patatas fritas, chocolate y galletas. Me como una chocolatina como puerta al mundo de los sueños.

Como cualquier día laborable, me levanté temprano y me duché. Al salir de la habitación un sendero hecho con notitas en folios guiaba mi camino hacia una caja, Michael me felicitaba regalándome una cartera, unos calcetines, un paquete de patatas fritas y un tazón para el colacao.

La hora del desayuno fue un ir y venir de besos y abrazos.
Cuando llegamos al orfanato los niños nos esperaban cantando cumpleaño feliz en mi honor, sus voces me sonaban como un coro dulce y celestial. Las clases fueron bien. Isa, María y yo teníamos pensado no volver a casa a almorzar y quedarnos con el responsable del centro, Aripo Willian, para tomar algo cerca del orfanato para así pasar la tarde con los niños. Era un regalo de cumpleaños que yo mismo pensaba hacerme.

La excursión con Willian fue de película. Para empezar un paseo por la huertas de New Airport Road. Mientras nos explicaba como se ganaban la vida esas pequeñas agricultoras y qué plantas eran más rentables y cómo había que cocinarlas, la lluvia se iba aproximando. Ya se escuchaba el murmullo cada vez más fuerte de las gotas en los árboles vecinos. El viento nos propuso una carrera que no podíamos ganar. A grandes saltos intentamos atravesar el huerto a toda prisa. La lluvia nos mojaba y las mujeres, en cuclillas, bajo sus paraguas y sin dejar de trabajar, se reían a grandes carcajadas al ver a tres mbakaras corriendo empapados.

Nos condujo Willian a un lugar mágico, una picisfactoría, montada como un resort turístico con bungalows, terrazas, hamacas y jardines. El río pasaba cerca y sus aguas servían para depurar los estanques. Allí esperamos a que escampara, nos secamos poco a poco, al tiempo que nos tomamos un refresco de pera.

Cuando llegamos al Destiny (abreviatura de Destiny Child Center), los niños estaban en formación militar. Los soldados que allí trabajan los tenían entretenidos haciéndolos desfilar. Teníamos preparado un contacuentos, con dosis teatral, para los niños. Caperucita roja adaptada para la ocasión. Mbakara María era la protagonista de un cuento que narraba Isa de forma magistral, yo hice de lobo. Los niños lo pasaron bien y al final del teatrillo les repartimos cacahuetes.

Antes de llegar a casa estaba bien tomarnos un pincho de carne y una coca cola. Estábamos cansados de todo el día, así que cogimos un taxi y al llegar a la casa, salieron a recibirnos!? Me pusieron una venda en la cabeza!! Mi cumpleaños estaba lejos de terminar.

Bienvenidos a la gymkana especial para Bo:

Encuentra una llave en una ensaladera llena de arroz. Descubre a que puerta pertenece. En el comedor me espera una gran cerveza. Cuando la bebas sabrás la siguiente pista. Sube a la habitación de las chicas calientes y hazles un streeptes. Baja y ve al huerto a patita coja. Come uno a uno 17 chicles, mastica y pronuncia encadenados todos los nombres de cada uno de los habitantes de la casa. Me toca adivinar un personaje jugando al juego de Si o NO. Les toca que adivinen el nombre de un animal con mi mímica, la gamba. Yo si que hacía el gamba mientras que los compis se partían de risa puteando mi avance en la gymkana. Encuentra la pista en una ensaladera de chesseball. Adivina quien te besa. Coge una prenda de ropa de cada persona en tres minutos...

yo ya no podía más, después de dos horas llegué al ordenador de José con una clave. El PowerPoint fue precioso, una foto para recordar mi familia nigeriana. El regalo final, dos paletillas de cerdo al horno y un guiso de carne y papas.

Ya podía ducharme, o no. Entonces me llaman de la habitación de cuatro. Samu, Tere, Ester y Ronald, se han currado su regalo. Chanclas, y tela africana, con sus correspondientes mensajitos y dedicatorias. Qué fuerte. No asimilo todo lo que me está pasando. Necesito relajarme. Mi hermana me llama y hablo con ella para compartir el cumpleaños más intenso, más especial, más africano, justo antes de que el reloj marque la vigesimocuarta hora.

19 Agosto 2010

sábado, 21 de agosto de 2010

Leboku Yam Festival 2010. A celebretion of agricultural achievement and traditional values.
La carretera.

Vamos en autobús rumbo norte, atravesando la carretera que une Calabar con Ugep. La carretera serpentea por la selva, el bus se abre paso en el bosque partiéndolo en dos. Subimos colinas suaves desde las que la selva se nos extiende hacia el horizonte. Es muy temprano, el sol apenas despunta y la niebla cubre la selva en un verde grisáceo que recuerda las montañas ruandesas. Todo fuera es paz, calma, Naturaleza con mayúsculas. Dentro hay agitación, la furgoneta rueda a mas de 130 km/h. Vuela por encima de un asfalto quebrado y bacheado, sin señales, sin pintura. Las suspensiones trabajan, los amortiguadores absorven las irregularidades, los neumáticos suenan contra el alquitrán cual lavadora centrifugando.

El sol ha subido en media hora y ahora brilla detrás de las nubes. Se ven tormentas hacia el este, pero más cerca las nubes dejan pasar la luz radiante del sol, reflejando un verde esmeralda. A cada poco encontramos zonas muy bacheadas, se frena, se pasa despacio y se acelera. Quizás sea mejor pasar por el arcén. ¿Arcen? No existe. Pasamos por donde el conductor decida, si es por la orilla izquierda, no hay problema, ojalá y no venga nadie de frente detrás de esa curva, o colina mientras adelantamos a una moto con cinco pasajeros sin casco, ni zapatos. Nos preguntamos qué pasará cuando alguien tiene un accidente en estas carreteras. El autobús zigzaguea para pasar un control de seguridad hecho con troncos cruzados en el asfalto. Atravesamos los municipios de "Akampa" y "Biase" hasta llegar a nuestro destino, Ugep, a menos de dos horas de la ciudad de Calabar.

La princesa Rosemary.

Estamos en Ugep, Yakurr Local Goverment Area, invitados por una chica que conocimos, por casualidad, semanas atrás. Ella vino a casa y explicó, que en el pueblo donde ella nació se celebraba un festival tradicional con motivo de la recogida del yame. Yo no estaba, no podría decir que contó en las dos reuniones en las que visitó nuestra casa. Pregunté pero nadie era capaz de explicarme nada.

-¿Y que dijo?- Pregunté yo.
-No sé, no sé, no se qué de un festival-.

Nadie sabia nada, solo coincidían en una cosa, ella. Ella, la Rosemary. Ella y nada más. Pero y ¿quién es ella? ¿qué es el festival? ¿en qué consiste? Nada. Ella y solo ella. Imaginaba yo que nadie habría entendido nada de nada, que su inglés seria imposible para nuestros oídos, pero por alguna misteriosa razón, la visita al festival entró dentro del proyecto, y nadie discutía que así debiera ser.

Llegamos al recinto, el "estadio" de Ugep, tan temprano que aún montaban escenarios, carpas y sillas. Mejor. Tiempo para dar una vuelta y conocer un poco el pueblo. Y allí estaba ella. No me la habían presentado pero la reconocí. Empezaba a entender las dudas acerca de lo que pudiera haber o no dicho en las reuniones. Y empezaba a entender por qué habíamos venido sin saber a donde, solo por seguirla. Ella es alta y delgada, luminosa, sonriente, de mirada profunda, de piel oscura y tersa, de labios carnosos. Rosemary es guapa, muy guapa, demasiado guapa para escucharla. Demasiado guapa para no distraerse con sus pestañas, con su barbilla, o con el brillo de sus ojos. Así que no me preguntéis que dijo, sólo sé que ella habló conmigo.

La danza tribal.

El festival del yam es una reunión de tribus pertenecientes a la región de Yakurr, a saber, Ugep, Nkpani, Adomi, Asiga, Ekori, Enko, Iyima, Agioy, Ekoi y Ekeledi. Cada tribu se coloca en su lugar correspondiente, mujeres y hombres separados, para formar un gran circulo. Después cada clan desfila, vestidos de forma tradicional, bailando. Danzan al ritmo de tambores y al son de canciones que dan gracias a la lluvia y a la tierra por la cosecha de yam que van a recoger. Un grupo de jóvenes muchachas se mueven contoneando sus brazos, sus vestimentas dicen que están listas para casarse y este es el mejor escenario para encontrar marido. Antes, no se tapaban el torso, y hoy veo que algunas de ellas, simplemente se ponen un sujetador común, no pega, se sale del ritual, pero estos detalles en esta sociedad a veces tribal a veces tan cristiana, no tienen por qué tener lógica. Es un espectáculo de color, de alegría.

El escenario es único, un cielo que amenaza con desplomarse, dos águilas que planean sobre el fondo verde oscuro de la inmensidad de la selva. El horizonte, dibujado por los palmerales se difumina en una tormenta lejana que no llegará a mojarnos. Chamanes, brujos, consejos de sabios, todo parece ficticio, sacado de un documental. A mi lado un pariente de Karim Abdul Yabal, me cuenta que el líder espiritual de la región de Yakurr, The Obol Lopon Obol, Ubi Ujong Inah, se sienta diez sillas hacia mi izquierda, y que quizás después tenga tiempo de conocerlo, (no sería posible). Es un cargo honorífico, respetado y que pasa a uno de sus descendientes. Dentro de cada tribu, existen muchas familias o clanes. Y en cada clan todos son hermanos, primos o tíos.

Para terminar el festival y antes de la clausura con el correspondiente discurso del Gobernador del Estado de Cross River, Senator Liyel Imoke, se reparten tres premios. El primero se disputa en una lucha real, algo parecido al yudo. Primero las chicas, después es el turno para los chicos. La lucha se alarga, ninguno cede, se estudian, hay revuelo, la gente corre y se apelotona para ver el desenlace. Van a tener que ser los jueces los que decidan. Mientras, la policía intenta que la situación no se le escape de las manos. El segundo premio, es para Miss y Mister Leboku. Guapos, fuertes, bellos. Un coche para cada uno es una buena recompensa. El premio final, "Best Yam Harvester", es a la mejor recolecta de yame, y su premio es una furgoneta para transportarla.

El cerdo.

Paseando por las calles de Ugep, nos encontramos con la matanza de un cerdo y su correspondiente barbacoa. El cerdo gritaba, un hombre fornido, brazo levantado y machete en la mano, dejaba caer su fuerza sobre el cuello del animal. Desangrado ya, lo queman al fuego para quitarle el pelo rapándolo con un cuchillo. Destripado y troceado. La sangre se mezcla con la tierra. Huele mal si no fuera porque a pocos metros la carne se churrusca en unas brasas.

No hemos probado cerdo desde que salimos de España. Se nos ocurrió que podría ser buena idea llevarnos uno a casa. Tras intensas negociaciones y las correspondientes visitas a dos porquerizas, decidimos que nos mataran un cerdo de unos 40kg por algo mas de 10.000 Nairas, 50€. Lo recogimos a final de la tarde antes de despedirnos del pueblo y lo metimos en el maletero.
 
Al llegar a casa y abrir la bolsa, la sorpresa fue mayúscula, el cerdo estaba de una pieza y había que trocearlo antes de congelarlo. Cogí los cuchillos y la maza de madera, y necesité dos horas y mucho sudor para descuartizar mi primer cerdo. Me acosté con el olor a grasa y carne metido en la nariz.

17 Agosto 2010

domingo, 15 de agosto de 2010

Hay personas que desde el primer momento dan buenas vibraciones y dan ganas de conocer. María es una de ellas. Me encanta su sonrisa con hoyuelos, su flequillo, sus ojillos y esos gestos cargados de cariño. La gente que está a su lado lo nota, lo siente. Se hace querer. Los niños la adoran, en casa la queremos. Es humilde, risueña y le chifla bailar suave, suave, su-su-suave. Ella es de Revilla, un pueblecito de Cádiz, será por eso que le gusta la playa y el carnaval.

Hoy, 15 de Agosto, es tu cumpleaños, y desde aquí quiero felicitarte los treinta años que te han hecho ser quien eres, y desearte toda la suerte y toda la fuerza para que en este año disfrutes de manera intensa todas las experiencias que te quedan por vivir.

Felicidades Maríaaaa!!!
La barbacoa ya estaba lista. La celebración cumpleañera podía comenzar. Invitados ilustres pasaban por la casa. El pescado, relleno con cebollita, quitaba el "sentio". Lo acompañabamos con papas alioli y mazorcas de maiz tostadas con mantequilla. La musica se paró. Moi y Valle, querían dedicarle un pasodoble escrito por ellos a María. La letra me sacó alguna lágrima.

Venda en los ojos. María y yo, a ciegas, somos guiados al comedor. Piñatazo para recoger caramelos y las notitas de los compañeros. Emociones, abazos, besos. Las tartas estaban buenísima, vainilla, galleta, chocolate y plátano, Mache y Neli son dos reposteras de categoría. Siento cada día que pasa un cariño más profundo hacia todos y cada uno de ellos. Cada día más cerca. Cada día más amigos. Compartir un cumpleaños, sea o no el tuyo, con tu familia nigeriana, es una experiencia fantástuca. Una comunión de buenas intenciones, de cariño y de afecto, de srisas y complicidades.
Los quiero y me siento querido. Gracias!!

sábado, 14 de agosto de 2010

Pescado congelado.

Es viernes y salimos de "Destiny". Kanu y yo tenemos pensado no ir directamente a casa a comer, queremos buscar la tienda donde venden el pescado congelado. Queremos comer pescado ya, y queremos pescado en las mejores condiciones.
Es una tienda, una casa... no sé lo que es, básicamente es una cámara frigorífica de 50 metros cuadrados. Venden cajas de pescado de 20 kilos como mínimo. Aquí es donde compran los vendedores locales el pescado que luego te venden como fresco. Por 4500Nairas, nos llevamos una caja de una especie de sardina de gran tamaño procedente de Chile. La barbacoa ya espera, el jueves estuvimos fabricándola con una máquina de palomitas de maíz vieja y destartalada y con la rejilla de un frigorífico. Al llegar a casa, contamos los pescados, 95 piezas que hemos metido en el congelador. Ojalá y el NEPA (la luz) conserve este divino tesoro.

13 Agosto 2010
De izquierda a derecha se encontraban delante mía Happiness, Louis, James, Maurice y Marvelous. Sentados detrás de sus pupitres de madera con el eslogan "Power-DCC", escribían lo que pensaban al ser preguntados acerca del derecho a la vida o el derecho a la dignidad. Pregunto a Fernando, compañero profesor, qué día es hoy. 12 de Agosto de 2010.

Aún no hace dos meses que llegamos a Nigeria y mes y medio que aterrizamos en el orfanato. La clase está en silencio. Los niños escriben. La lluvia golpea el suelo del patio. Fernando y yo guardamos silencio, como si el momento mágico pudiera desaparecer en este mismo instante. No hablo con él, no sé lo que siente, se lo preguntaré más tarde, pero yo siento una mezcla de felicidad y orgullo por estos niños y por el trabajo que vamos realizando.

Para entenderlo hay que conocer algunos antecedentes: El centro lleva funcionando menos de un año. Son niños recogidos de la calle, con vidas muy difíciles, con dramas humanos más duros de lo que podamos imaginar. (Sirva como ejemplo que menos de 5 de las 20 niñas que viven en Destiny Child Center siguen siendo vírgenes). En los primeros meses, cuenta el coordinador del centro, Aripo Williams, estaban asalvajados, destrozaron el mobiliario. Cuando nosotros llegamos no tenían estructura ni hábito ni rutina alguna. Los primeros intentos de clase eran un caos. Los niños iban y venían, salían y entraban de clase cuando querían, no escuchaban, no se callaban, se peleaban. Así que hoy, al verlos escribir en sus cuadernos nuevos que cada día me encargo de entregar, recoger y llevar a casa, al verlos sentados y en silencio, pensar y expresar lo que piensan, me siento lleno, emocionado y lleno de ganas de seguir trabajando.

Nok, nok... alguien toca la puerta. Es Emmanuela, otra alumna que llega 40 minutos tarde.
-"Good morning, sorry, I´m late"-
Apenas tengo palabras para darle la bienvenida e invitarle a sentarse. La pelea con los niños para conseguir que entraran en clase día tras día ha sido dura, para que llegaran puntuales más aún, pero para que pidan permiso para salir o entrar, sinceramente lo veía una quimera. Hoy es el mejor día en DCC!!

12 Agosto 2010

viernes, 13 de agosto de 2010

Llevo un cuaderno de viajes que llevo siempre conmigo. En él apunto direcciones, nombres, teléfonos, datos, precios y lugares pendientes de ir o investigar. Hace un mes, al pasar con la furgoneta por una calle muy bulliciosa, apunté "Akim Market", y hoy era el día de conocerlo.

En Akim no hay de todo como en el mercado central "Watt Market", pero es más barato que el mercado donde compramos, el más cercano al barrio, "Marion Market", y por supuesto, no tiene el encanto del mercado a orillas del río. En cualquier caso los mercados son parecidos. Todos huelen igual, esa mezcla de pescado ahumado y seco, carne fresca (o no tan fresca), las distintas harinas, quizás también el olor de la gasolina de algún generador, o la terrible calle de las aves vivas, con el aire espesado de polvo y plumón. La fruta y verdura es amontonada en pequeños montoncitos. Las mercancías son transportadas en carretillas por las distintas callejas, estrechas, algunas incluso de tierra, si llueve, de lodo. Los mozos de cuerda van y vienen cargando sacos de mercaderías. Silvan y la gente les abre paso, las carretillas deben pesar mucho, demasiado para mí. Ellos las dirigen con precisión sin chocar con nada, doblando las esquinas, la gente confía en ellos pues no se apartan más de lo estrictamente necesario, tampoco podrían.

El objetivo de hoy era preguntar por las bicicletas. Las hay nuevas y de segunda mano. Preferimos una de montaña, las ruedas gordas son una garantía antipinchazos. Estas son muy caras. Estas son muy viejas. En esta no quepo, esta te la venden sin frenos. Esta está pinchada, aquella oxidada. Mejor lo dejamos para mañana.
Compramos rastrillo y guantes para trabajar el huerto. Poco a poco las horas de trabajo van dando forma a nuestra "small farm". Pregunto a una vendedora de pollos sentada entre una jungla de jaulas. Con voz ronca y mirada profunda me explica los precios de los pollos. Se expresa correctamente.
Es alta y delgada. Algo en sus formas me impulsa a seguirle detrás de la tienda, quiere enseñarme otra clase de pollos más pequeños. Pero yo estoy interesado en polluelos, -"Baby chiquen, you know?". Me comenta los márgenes de beneficios que tiene la cría de pollos. Ella misma es pobre, aunque cría en sus casa cerca de doscientos polluelos. Me da buenas vibraciones, así que aprovecho para preguntar acerca de otras cosas. -"Sabe usted donde compran su mercancía los vendedores de pescado?". Hace tiempo que andamos detrás de unas caballas, pero queremos llegar a la fuente, a lo más fresco, a donde menos veces haya sido congelado. Ella misma escribe en mi cuaderno con estructura, orden, numerado y con una letra preciosa, donde podemos encontrar pescado congelado y fresco. - "Tiene usted una letra preciosa". Me cuenta que realmente era profesora. La relación cambia, unas sonrisas, unas risas. Las barreras raciales, el estatus de cliente y vendedora ya se han roto. Ahora su voz me parece cálida, y sus ojos se han tornado dulces. En el rato que hablamos con ella, niños de la calle, vendedores de yerbas, plátanos o agua, se han arremolinado a nuestro alrededor. Jugamos con ellos haciéndoles muecas. -"Mbakara María". Le digo señalando a María que se ha puesto a correr detrás de los nenes. Ella sonríe, su mirada, quizás, añora otros tiempos, hay ternura detrás de un cuerpo esbelto, pero endurecido por una vida de lucha.Nos despedimos amistosamente. Rastrillo en mano, nuestras tres siluetas desaparecen por las callejuelas del mercado.

11 Agosto 2010

lunes, 9 de agosto de 2010

Andar. Excursión. Sin destino. Improvisando el rumbo. Es fin de semana, mucha ciudad por conocer.

Sábado. Nadie me acompaña. Salgo de casa, bajo la calle, esto ya lo conozco, giro entonces hacia la derecha, sigo camino del puerto nuevo, ¿nuevo?, quiero decir el puerto industrial. Porque el puerto antiguo, donde desembarcaron los colonos, es hoy día un pequeño embarcadero para botes de pesca, donde iré mañana. Voy tranquilo, con paso lento, pegado al borde de la calzada (aquí las aceras son una rareza), detrás de un joven y delante de una señora. Vamos en fila india. Al mismo ritmo, monótono y lento.

Leo que en África las carreteras son una novedad del Siglo XX. Tradicionalmente la gente se ha movido andando. Por senderos y veredas, normalmente compartidos con el ganado. Andando se ha movido África entera, y a patas se ha transportado las mercancías. Nunca los animales de carga aguantaron el clima tropical. Ni camellos ni caballos han ayudado al hombre a llegar al interior de un continente tan extenso. Así que inconscientemente la gente aquí va en fila, unos detrás de otros, respetando un sendero, hoy en día imaginario, pero que vive en esa costumbre transmitida.
Entro por una calle ancha y tranquila, algunos vendedores de maíz me dan la bienvenida al barrio. Suntuosos chalets con grandes jardines. Coches de lujo, todoterrenos, coches japoneses, Honda, Toyota y Nissan reinan sin discusión. Camino por un barrio de clase alta. La calle esta desértica, a excepción de unos trabajadores que construyen una acequia que servirá de alcantarillado al aire libre. Tras subir una colina, diviso el río. El puerto industrial queda en el horizonte, no cerca, y además no es esa la calle que me conduciría a él. Un chico desde una bici me corta el paso. Me advierte de que en mi dirección no hay más calle, me aconseja que me de la vuelta y sin preguntar vuelvo por donde he venido. Tres horas de caminata. Ya sé donde está el puerto.

El domingo Samu me acompaña en una caminata de cuatro horas. Recorreremos el puerto antiguo, el mercado, el cementerio y Calabar Road entera. Los domingos tienen algo especial. Es el día de misa, así que la gente se coloca sus mejores ropas, y sale a la calle camino de su iglesia. Hay menos tráfico, la ciudad parece amansada. Cerca del mercado más antiguo, donde se vende el pescado recién capturado del río, hay agitación. ¿Qué pasa aquí? Será una boda. Estamos equivocados. Acabamos de descubrir que este mercado no solo abre los domingos, si no que es día de mercadillo. Precios de saldo, para ropa en su mayoría de segunda mano. La gente se amontona en los pequeños tenderetes. Un niño pasa con una carretilla llena de pescado seco a tiras. Los olores se mezclan. Algunos tenderos gritan sus ofertas. Comienza a llover. El mercado se transforma, todo al abrigo de alguna sombrilla o algún plástico para proteger los zapatos. La actividad sigue frenética.

8 Agosto 2010
A cara de perro y otras consecuencias de ser egoísta.

La convivencia. En casa somos 17 personas viviendo, 17 compañeros voluntarios que además de trabajar juntos y en equipo en los distintos proyectos tenemos que convivir bajo el mismo techo. Hay que añadir, que las habitaciones son compartidas, por lo que los momentos de soledad e intimidad son prácticamente nulos.

La cocinera, Elisabeth, es una chica de 20 años. Siempre con una sonrisa en la cara, ella se encarga de lunes a viernes de fregar el desayuno, y de hacer, recoger y limpiar el almuerzo. Para las cenas y los fines de semana, nos hemos organizado en grupos y hemos trazado un calendario que todos nos encargamos de cumplir y hacer cumplir. Además, hay que ir al mercado. Semanalmente, hay dos grupos que se encargan de la compra.

Las cosas básicas funcionan bastante bien. Todos sabemos qué y cuándo tenemos que trabajar. Pero la convivencia es mucho más difícil. Con el presupuesto limitado, aspiramos a poco más que una dieta básica. Tres comidas diarias ricas en hidratos de carbono. Productos locales que resultan más baratos y eliminación de los productos que consideramos demasiado caros, lujos, caprichos o que puedan fomentar algún tipo de conflicto. Y de esta limitación salen situaciones varias:

La mermelada: Una vez se compró mermelada, argumentando que desayunar siempre mantequilla cansa demasiado y que sólo era un pelín más cara. Al día siguiente, las tostadas rebosaban mantequilla y mermelada, encareciendo el desayuno al doble. Conflicto.

El aceite de oliva. Querido, y "expensive olive oil". Se compró una botella para ensaladas. Pero la botella bajaba precipitadamente su nivel. Algunas tostadas eran sospechosas. El ajo y el tomate, unidos en halitosis matutina delataba a los culpables. Una mañana al despertar, el desayuno estaba servido, vi una tostada y pregunté, -¿Aceite y tomate? Respuesta afirmativa. Cogí lo poco que quedaba de aceite y lo puse sobre la mesa. Diez minutos más tarde el aceite había volado, toda la casa debatía el conflicto.

Mahonesa y kethup. En principio la mayonesa corría por las comidas como fuente de alegría desbordada, de sabroso jugo, -"sirvetelá hasta que de asco"-decía Kanu. La cosa cambió pronto. El ketchup se fue tan rápido como vino (Nelli es ketchup-adicta) y la mayonesa se limitó. Sería el grupo de cocina responsable quién decidiría si a la comida en cuestión le correspondía o no mayonesa.

El pan. Hubo semanas en que también el pan era escaso en casa. Recuerdo que una vez, se contó el pan por rebanadas y se dijo cuanto correspondía a cada uno. De nada sirvió porque los últimos no llegaron a probarlo. Finalmente se pudo aumentar el pan diario a seis rebanadas por día. Hay gente que comen menos, otros que comen más.

La merienda. Cuando llegamos parecía obvio que las comidas fueran tres diarias, pero de un día a otro, la gente empezó a merendar. Así que después de debatirlo, se decidió que la merienda no entraba. Algunos decidieron entonces comprarse sus meriendas. Dos semanas más tarde se abre la veda, y ahora, merendar está permitido.
Con toda esta situación, muchos completamos la dieta de forma privada. Chocolates, galletas, café, patatas fritas. Si lo comes en público, hay dos opciones, que compartas o que no. Ambas tienen consecuencias. Si lo comes a escondidas, hay dos opciones, que nadie se entere, o que te pillen, en cualquiera de las dos, te lo estás comiendo a "cara perro".

domingo, 8 de agosto de 2010

Tere es la periodista del grupo. Le encanta escribir, leer y la fotografía. Por las tardes toca la guitarra para sí. Se pica jugando al pìng-pong, y no aguanta la presión de ganar. Es risueña, como una niña pequeña siempre tiene iluminada la cara con su sonrisa. La llamamos "Popi". Y yo, cariñosamente, a veces le digo "Gusiluz". Le encanta Punta Umbría.

Al hablar lo hace de forma pausada, elegante, despliega un rico vocabulario, sabe lo que dice y como lo dice, transmite calma, y apertura mental. Se cuestiona las ideas, las deja en el aire. Te hace pensar, te aporta puntos de vista. Es trabajadora, pero sobretodo es curiosa y proactiva.

Le recién acaban de publicar una foto en un concurso internacional de fotografía, así que os invito a que le deis fuerzas con vuestro voto. Aquí dejo el enlace:

http://undp2010.strutta.com/entries/70574

miércoles, 4 de agosto de 2010

Mi familia nigeriana


NEPA, Nigerian Electricity Power Association. Para los nigerianos de a pié, Non Electricity Power Again. La luz o la no luz. La energía, uno de los grandes problemas de Nigeria. Nigeria pertenece a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Es uno de los grandes productores mundiales de gas y crudo, y sin embargo, la estabilidad de la corriente eléctrica en las calles es pésima. Y de una necesidad nace un negocio, el negocio de los generadores eléctricos.

Asi que en casa tenemos NEPA y generador. El generador, alimentado por gasolina, se limita a un horario nocturno de 19.30h a 23.30h. El resto del día, la luz va y viene sin orden ni horarios. Al igual que nosotros, cada casa, cada negocio, cada local, utilizan el generador que salta, automáticamente en el mejor de los casos, cuando la corriente de la calle no llega.

A uno le cuesta adaptarse, sin embargo, son las máquinas las que más sufren los caprichos de la red. Picos, idas y venidas, baja intensidad... las baterías empiezan a decir basta, algunas se duermen para siempre, otras, duran menos que una pompa de jabón. Las apuestas entorno a cuanto duraran las baterías de los pc no pasan de año nuevo.
En la tarde, cuando guisamos, la luz te puede abandonar picando una cebolla y dejarte llorando en penumbra. Te das cuenta que la comida que congelaste hace tres días está putrefacta porque el congelador no ha tenido más remedio que helar dos veces el mismo guiso. Uno aprende a no contar con la luz, o cuanto menos a estar preparados para su ausencia. Linterna en el móvil, tener las baterías siempre cargadas, velitas y cerillas en el baño. Por las noches cuando el ventilador deja de girar, el aire se vicia, la temperatura sube, la sensación de calor y de agobio te despierta. No importa, ya amanece, y la luz del día te hace olvidar que la energía pertenece a los blancos aunque el petróleo sea negro, y se extraiga de las entrañas de la tierra africana.