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martes, 28 de septiembre de 2010

Treinta kilómetros a través del Cross River National Park Oban Division.

El Parque Nacional Cross River Oban Division se encuentra situado en el sureste de Nigeria, en el Estado de Cross River, junto a la frontera con Camerún. Fue establecido en 1933 como reserva forestal y no fue hasta 1988 cuando se abrió como Parque Nacional.

La parte sur es una llanura suavemente ondulada con colinas aisladas, atravesada por los ríos Calabar, Kwa e Ikpan, que fluyen todos hacia el sur, hacia la Bahía de Bonny. En las zonas de bosque, de las menos dañadas de Nigeria, se han catalogado 1.276 especies de animales.

Hay cinco pueblos dentro del Parque, Mkpot, Abung, Nyaje, Ikpai y Owom, con poblaciones de entre 500 y 2.700 habitantes. Hay también 34 pueblos dentro de un perímetro de cuatro kilómetros alrededor del Parque manteniendo a una población total de 37.500 habitantes.

Nosotros entramos desde Akamkpa, dejamos el asfalto en la intersección hacia las minas de piedra de Hi-Tech, cogiendo una pista forestal de tierra que a cada kilómetro se ponía más difícil, incómoda y al mismo tiempo bella y salvaje. El camino se estrecha, la selva lo arropa, el cuatro por cuatro tiene dificultades en algunos tramos y en otros la vegetación araña la pintura. Tras la maleza un elefante de cartón piedra con la trompa alzada nos da la bienvenida. Atravesamos unas puertas al más estilo Jurasic Park.



Los rangers, guardabosques con entrenamiento militar, nos explican los distintos programas. Ellos viven allí, se encargan de la casa de huéspedes, de patrullar la zona y de evitar la caza furtiva o los asentamientos dentro del parque.

De entrante una ruta de tres kilómetros nos abre el apetito. Después de comer, Albert nos guia por un sendero invisible. Es como ir campo a través. No sé ve sendero alguno, pero él sabe donde pisa. No utiliza más que un cuchillo para abrirse paso en la pared verde que nos rodea. Avanzamos lentamente, es muy difícil pasar por la malla de enredaderas, troncos y lianas. Cruzamos algunos ríos, a veces saltando, otras pringándonos de lodo. La jungla está en continua regeneración. Vida y descomposición se dan la mano como nunca antes había visto. El suelo huele a podrido. Los troncos caídos están húmedos y blandos como esponjas. La tierra se mezcla con miles de hojas caídas. Las lianas no son fiables, tirar de cualquiera puede provocar el desprendimiento de una considerable cantidad de materia forestal. El suelo se mueve. Agachado en silencio, miro al suelo para comprobar como miles de organismos vivos habitan bajo mis pies. Hay gusanos, termitas, orugas y un sin fin de minúsculos insectos. Y están las hormigas. Aquí a las hormigas se las respeta, casi se les tiene miedo. No sería la primera vez que abaten a un hombre. Tal como las pisas se te suben, te muerden, sientes la picadura, la aprietas entre tus dedos y tiras de ella, se parte en dos, la cabeza sigue apretando las mandíbulas que pinchan tu piel.


La siguiente ruta de la tarde, entes del anochecer, será un intento de divisar monos. Hay que llegar en silencio hasta detrás de un riachuelo que nos hace de colchón contra el ruido de nuestros pasos. Suelen sentarse a comer fruta antes de la caída del sol. Albert nos pide silencio absoluto, nos callamos, pero somos ruidosos, no sabemos movernos por la selva. Sigo sus pasos entre la maleza, no pisa ninguna rama que pueda crujir, ningún tronco que pueda resbalar, ninguna roca afilada que pueda desequilibrar el siguiente paso. No se agarra a nada, no aparta ninguna rama, se mueve como un animal, sigiloso, hábil. Lleva una escopeta de seis cartuchos que maneja como parte de su cuerpo, no la usa, solo la lleva. Tiene 43 años, y su experiencia le dice que es mejor llevarla a cuestas. Nos indica que nos agachemos, y esperemos quietos y en silencio. No veremos monos, pero los escucharemos, están ahí y nos tienen miedo.


-¿Have you ever seen gorillas?- le pregunto intrigado (no hace mucho que descubrí que había gorilas en Nigeria). Me contará sus batallas a través de las montañas. Viéndolo hablar con esa pasión, me creo que los haya visto y me imagino a su lado en el momento en que un gorila aparece tras las ramas y lo ves por primera vez para no olvidarlo nunca.

La gran excursión, 22 kilómetros, será el domingo. Las seis de la mañana, antes de que los primeros rayos de sol empiecen a despuntar detrás del follaje, es buena hora para ver actividad. Vamos a caminar a través de la selva hasta el Río Kwa, siguiendo el rastro de los elefantes del bosque. ¿Existen elefantes en la selva? Si, se mueven en grupos reducidos creando túneles a través de la vegetación. Arrancan los árboles de raíz, y escarban hoyos en busca de tubérculos. El rastro de los elefantes nos mantiene ilusionados todo el camino. Sus grandes pisadas y sus montañas de excrementos son cada vez más frecuentes. También estamos cerca de de algún grupo de búfalos. -Son cuatro y estuvieron aquí ayer.- me comenta Albert que encabeza el grupo.
A mitad de la fila de uno va el "hombre gato" un yoruba marcado con cuatro cicatrices en cada mejilla, a él si también le gusta el machete y va abriendo paso a sablazo limpio. El grupo lo cierran otros dos rangers más, el último con escopeta.

Llegamos al río, que aparece como un paisaje detrás de una ventana. La corriente fluye con fuerza, en estos ríos habitan cocodrilos, pero algunos siguen a Kanu, que no se lo piensa, en el chapuzón de la jornada.


jueves, 23 de septiembre de 2010

De como me enteré de este proyecto.

Un día me dio por chatear con un viejo amigo del colegio. Es responsable del blog de la ong Maná, y me informó de que acababa de publicar un post que resumía el proyecto europeo de Juventud en Acción, "Conoce lo desconocido". Entré, leí y me apunté. No necesitaba más. La oportunidad me venía en el momento clave y no la iba a dejar pasar.

Ahora, solo quería devolverle el guante. Álvaro me inspiró siempre, y compartiendo su sensibilidad social, no me queda otra que invitaros a que visitéis la web de Maná, y su respectivo blog.

www.ongmana.org
www.ongmana.wordpress.com

lunes, 20 de septiembre de 2010

Siete y media de la mañana del Sábado en que Tere cumple sus 25 años. Un grupo subimos la calle hacia Marion Road para coger un taxi. Cae una lluvia molesta. Nos dirigimos hacia el motorpark que está frente a la comisaría de policía de IBB Way. Allí, negociamos un taxi que nos lleva a Ugep por unas 520 Nairas por persona. - De nuevo en Ugep.- Comenta Patri, que ha venido todo el camino en tensión porque el kamikaze del conductor no conoce otra forma de conducir que jugándose la vida. Ugep nos recibe amable como siempre. Gentes encantadoras. Desayunaremos unos cacahuetes antes de seguir camino hacia Idomi, nuestro verdadero destino.


Idomi es un pueblo muy pequeño, dos calles unidas en una pequeña glorieta, que es a su vez centro y plaza del pueblo donde hoy se celebra su festival del ñame. Antes, como es temprano, vamos a investigar un poco los alrededores, un camino de tierra baja a la selva y nos sumerge en la humedad del bosque. Los senderos son canales naturales formados por los torrentes de agua de lluvia. El cielo amenaza y unos relámpagos a lo lejos nos avisa de la que nos va a caer. La lluvia viene con su ronroneo, ya habitual, la escuchas llegar, las hojas de los árboles y los tejados de chapa suenan a lo lejos. Cada vez más cerca. La primera gota no tarda más de dos minutos en tocarnos. Ya no hay escapatoria. Sitio alto, una pared, impermeable y a esperar bajo la lluvia. Debajo de mi capa me concentro en las gotas de lluvia que se deslizan por el plástico. Terminaremos empapados. Pero no será excusa para seguir adentrándonos por un camino que nos llevará a unas brillantes plantaciones de arroz. El arroz, verde, crecido, cultivado en medio de palmeras y árboles tropicales, es de los paisajes más bellos que uno pueda admirar.




La lluvia se va tan rápida como vino y el sol sale despiadado a abrasarnos la piel. Aún mojados, mezcla de sudor y agua, regresamos al pueblo. La plaza que por la mañana había despertado desierta bullía ahora de personas y colores. La masa de niños se acumula en los soportales y minúsculas sombras de las casas que rodean la plaza. Los jefes tribales, ataviados con sus trajes típicos, presiden la ceremonia en el centro. El sol les cae a plomo, no parece importarles. Ven, inmóviles, como los representantes de los distintos clanes desfilan ante ellos.

Un "speaker" ameniza, o más bien, contamina ruidosamente la fiesta. Estoy tumbado en el suelo, descalzo, al sol, deshidratado, haciendo fotos con la cámara de Tere. Debería beber y meterme en la sombra pero algo me empuja a seguir apretando el gatillo y capturar miradas, gestos, detalles, consciente de que el momento es único. Sin darme cuenta la multitud me rodea. Estoy desorientado. La fiesta ha acabado y la masa se mueve caótica por la plaza. Aprovecho para un disparo más antes de levantarme mareado para buscar con los ojos mi grupo de "Mbakaras" y salir precipitadamente de allí. La noche la pasaremos en Ikom, Hotel Lisbon, unas 750 Nairas la noche por persona.

Seis y media del domingo, con legañas en los ojos, la boca seca y los tobillos llenos de picaduras, nos paseamos por Ikom en busca del motorpark. La lluvia no cesa de incordiar y reduce las opciones del viaje a alquilar un coche, la moto queda descartada. Sólo un hombre parece dispuesto a llevarnos. Las negociaciones son duras, Kanu cierra el trato en 250 Nairas por persona. Tendrán que dar las ocho y media para que el coche arranque rumbo a las cataratas de Agbokim, aldea a orillas del río, frontera natural con Camerún.

Las cataratas no es solo una caída de agua descomunal que se precipita por una pared cortada en forma de gajo de naranja, las cataratas es todo el entorno. El agua pulverizada es una lluvia constante que la selva absorbe agradecida. El ruido del agua te estremece. La profundidad del paisaje sobrecoge. Desde arriba las cataratas son vertiginosas, bienvenidos a una maravilla natural. La vista se recrea en un cielo majestuoso que reina sobre el bosque de lluvia, los árboles mecen el verde follaje al son de la música que el agua, los pájaros y los millones de chicharras no paran de tocar.

Nos introducimos en la espesura bajando por unos escalones de piedra cubiertos de musgo. Los árboles desde aquí abajo son gigantes. El sendero es directo y en pocos minutos bajamos hasta el nivel del agua. No llueve, pero el agua lo moja todo. Estamos en el hueco detrás de la cascada. Unos pasos más, para ducharnos en una lluvia horizontal de agua fina e intensa. Cuesta respirar, cuesta abrir los ojos. El agua pulverizada se mueve sinuosamente en un juego de formas celestiales. Abro los brazos para sentir la fuerza, la belleza, una felicidad me invade y explota a grandes carcajadas.




La aldea de Agbokim es una localización perfecta de poblado africano a orillas de un río. Las calles son de tierra, las casas bajísimas, las mujeres cocinan en la calle en fuegos de leña. Los niños, omnipresentes, están por todas partes. La foto es una postal: De fondo una caída de agua cristalina rodeada de vegetación y árboles de cacao. Como protagonista, un niño lava la ropa en las piedras del río, nos mira y sonríe. Tere fotografía sus sonrisas.






Tenemos que irnos, podríamos quedarnos atrapados para siempre. Unas motos volarán veinte minutos los baches de la pista de tierra para devolvernos a Ikom. Y un coche nos teletrasportará apresuradamente a Calabar huyendo de las sombras de la noche que nos alcanzará irremediablemente.



 
20 Septiembre 2010


miércoles, 15 de septiembre de 2010

La cuna de la magia negra. Antes de que el hombre blanco introdujera el cristianismo y su discutible moral en estas tierras, existía aquí una cultura religiosa más unida a la tierra de lo que podamos imaginar. Los autóctonos temían la oscuridad de la noche, la profundidad de la selva o la fiereza de los animales, evidentemente, eran miedos naturales, basados en los peligros del entorno. Además, los clanes y tribus tenían su líder espiritual, capaz de sanar enfermedades (gracias al estudio y transmisión de una cultura de remedios naturales que pasaba de padres a hijos y que ahora las farmaceuticas tratan de rescatar y apropiarse para hacer beneficios) y de entrar en contacto con las otras naturalezas del ser gracias a las drogas alucinógenas. Pero por encima de esto, por regla general, el africano negro estaba unido a sus antepasados. A los muertos se les enterraba cerca de la casa, o en el mismo suelo de la cabaña y se les tenía presentes siempre. Tampoco había una dicotomía tan definida y cerrada entre lo bueno y lo malo. Será el cristianismo, el que asocie el bien a Dios, y el mal al demonio. Y ¿que mejor encarnación del mal que los niños embrujados y poseídos? A partir de entonces, años 80 y 90, la brujería se escribe a fuego con letras de sangre, ácido y abandono.
Los niños brujos abundan en esta zona del planeta. Hay tantos que uno se pregunta como se pueden hacer las cosas tan mal. Un niño brujo ha tenido la mala suerte de que su nacimiento o primeros años coincidan con alguna desgracia familiar (muchos son huérfanos) o que nazca con algún tipo de retraso o problema. Prematuros, gemelos, albinos... Los padres y familiares sospechan, le achacan todos los males que ocurren a su alrededor y terminan por llevarlo a la iglesia. El pastor, "enviado de Dios", es capaz de ver dentro de él y decidir si un niño es brujo o no. Si es brujo, está poseído por el maligno, tiene poderes oscuros y es mejor actuar. La acción es simple, exhorcismo. Pasen por caja. La familia no puede permitirse la salvación de su brujita particular así que las alternativas se reducen, arrojarles ácido a la cara, o abandonarlo.

En DDC (Destiny Child Center) tenemos "una" brujita. Pequeña y preciosa. Dicharachera y juguetona. Justine, pasa los días paseándose sin sentido por el centro intentando llamar la atención. Su forma de relacionarse socialmente pasa por el maltrato físico. Pega y le gusta que le peguen. No conoce otra forma. Molesta, pega y llora. Intentamos ignorar las conductas negativas y reforzar los comportamientos más estables, serenos y cariñosos. Los demás niños la rechazan, le pegan, y la llaman bruja. Mirada profunda, sonrisa inocente, piernas zambas, se balancea hacia mi con sus andares de pato. Le cojo de la mano, la siento en mi regazo, le acaricio la oreja. Si en esta niña vive el maligno, yo no quiero conocer a Dios.

martes, 14 de septiembre de 2010

En las guias turísticas de Calabar se señalan como puntos de interés sitios como Tinapa, o como Marina Resort. Puedes visitarlos, pero no creo que el turista que venga a Calabar esté interesado en estos lugares, chapados a lo occidental, y cutremente cuidados.

Tinapa es un barrio artificial construido al abrigo de unos estudios cinematográficos de Nolliwood. Hay un parque acuático, un centro comercial, y un embarcadero para alquilar un barco que te dé una vueltecita por el río. Está situado a unos 9 kilómetros de Calabar rumbo norte.

Marina Resort, es un complejo a orillas del río cerca del centro de la ciudad. Hay una sucursal bancaria, para que puedas gastar dinero en el restaurante, hoteles, y tiovivo, o en la entrada al museo de la esclavitud. Cesped cuidado y algún velero amarrado a puerto se han quedado esperando mejores visitas. Todo el perímetro está cercado, si quieres entrar son 100 Nairas. Tras pagar y entrar, descubrimos que todo está cerrado. No hay nadie.

En Calabar, como en la mayoría de ciudades africanas, lo interesante es lo que te puedes encontrar por el camino. Un grupo de niños jugando, un regateo en el mercado, una charla con un pastor, o un baile en mitad de una calle de tierra. En cualquier caso, si buscas, Calabar también tiene algunas casas coloniales, un jardín botánico (único parque en la ciudad), alguna estatua y miles de iglesias y colegios. Yo, si escribiera una guía turística, recomendaría el mercado, porque en ellos está la esencia de la ciudad y de sus gentes, la visita a una iglesia gospel, y pasar cerca de un colegio a la hora del recreo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Hubo un tiempo en que podías llegar andando a cualquier lugar. Los hombres andaban por la Tierra sin más limitación que las fuerzas de sus piernas. En mi mente desfilan escenas de películas. Personajes históricos como Willian Wallace recorriendo las colinas escocesas, o fantásticos como Bastian atravesando Fantasía a lomos de Atreyu. En aquella época, lejana, olvidada, las fronteras las ponían frases como: - "Jamás he pasado de aquí. Un paso más y será lo más lejos que estuve de mi casa." Las puertas infranqueables eran, naturalmente, caudalosos ríos o escarpadas montañas.

Esta leyenda romántica se tuvo que romper en algún momento del tiempo. Quizás cuando los reyes creyeron que levantando muros se podrían proteger del exterior. O quizás cuando los vaqueros del Far-West Americano convirtieron las llanuras de bisontes en ranchos para el rebaño. Después, la defensa de la propiedad privada hizo el resto. La tierra se repartió, y se troceó. Cada cual valló su parte. Todo el mundo quería su cacho. Se levantaron muros de piedra, vayas de alambre, se marcaron con estacas las fronteras, y con la punta del lápiz los mapas, se edificaron las paredes de la vergüenza. De aquí para allá es tuyo, pero de aquí para acá es mio.

El tráfico fue canalizado por las veredas de paso y las cañadas reales que luego han quedado tan olvidadas, como olvidados son ya los mansos comunales. Fueron sustituidas por calles y carreteras las primeras y por centros comerciales los segundos.

Ahora, los europeos tenemos suerte. Nuestras fronteras son algo más anchas. Pero es sólo una ilusión. Los controles de seguridad son tan exhaustivos que rozan lo ridículo. Todos estamos monitorizados, controlados, vigilados. En cualquier caso, siempre será mejor que salir a países donde los visados se negocian al regateo como tomates en cualquier mercado. A países donde necesitas mil permisos para moverte y residir.

Es normal, en el mundo en que vivimos, hay que controlar los movimientos migratorios. Hemos olvidado que el hombre debiera ser libre para llegar andando a donde le lleven sus piernas. La guerra al terror, la seguridad de la nación, el miedo a la inmigración... El miedo a la migración de los pobres. Los muertos de hambre, que podrían sin esfuerzo invadir el primer mundo, derribar la brecha entre la opulencia y la supervivencia, llamar a nuestra puerta y reclamar su derecho a comer, a no morir de sed, a no morir de fiebre amarilla (para la cual ya hay vacuna). Pero, eso no va a pasar. Todos sabemos que en el reparto saldríamos perdiendo. Que el sistema favorece la concentración de la riqueza y del poder. Y que el consumismo desmesurado de recursos que nos hace tan felices, es a costa de que más del setenta por ciento de la población del planeta viva en la miseria.

Ya no podemos ir andando a cualquier parte porque no queremos que nadie venga andando desde cualquier parte.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Tenía ganas de escribirte. A ti, que lees con atención estas lineas sintiéndote más cerca de nosotros, de nuestra experiencia, de nuestra aventura. Tú que lees y sientes que tu hijo está donde quiere estar, que a tu hermano le apasiona lo que hace, que tu niño corretea por los mercados africanos y los bosques de lluvia llevándote de la mano, que tu amigo, al que llamaste loco, camina por el África negra, tratando de aprender o de comprender más allá de lo que nos han contado, y también a ti, que conoces como pocas los anhelos, sueños e inquietudes que habitan en mi. Tú que escribes comentarios porque algo dentro de ti quiere estar aquí, compartiendo esto de alguna forma, tú que escribes mails para que no me olvide de los que me esperan. Tú, que me enviaste un mensajito de texto el día que lo necesitaba sin tener ni idea de lo que aquí pasaba...

Y es que aquí, a miles de kilómetros de distancia, tan lejos de lo conocido, tan ausentes de lo cotidiano en nuestras familias y pueblos, es bonito sentir ese nexo de unión. Por eso quería agradecer a todos los lectores, ese cariño que percibo y que me motiva a escribir y contar cada día un poquito. Este blog, empezó como un cuaderno de notas personales, no abandonaré esa idea, pero cuando me llegan comentarios de las madres de algunas compañeras se me ensancha el alma. Me alimento de las experiencias que vivo y cuento, pero la digestión la hacen vuestros ojos acariciando estas lineas. Desde la humildad de quién no ha escrito nunca, yo os agradezco y os invito a que con vuestros comentarios creemos diálogo, el "feedback" que aportáis, da vida a este blog.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Suena la cortadora de cesped del vecino. Mónotono ruido. Me recuerda a las mañanas de verano en Sevilla. Acostado en la cama, ya despierto, huelo la hierba.

Hoy es día de despedidas. Casi sin darnos cuenta, la familia nigeriana de 17 pierde a dos miembros. Noe y Moi han decidido volver a España. Cuando lleguemos del orfanato no estarán aquí.

Noe, "La Chunga", es un cacho de pan. Siempre interesada en los sentimientos. Le encanta pensar sobre ellos, hablar para ver puntos de vista y luego escribir sus conclusiones pera más tarde analizarlas y seguir dándole vueltas. Noe piensa en Pablo, su novio, y se le escapa una sonrisa cuando le preguntamos por él. Por su culpa le ha costado tanto adaptarse, y nosotros aquí, poquito a poco la hemos ido ayudando. Ahora, en España, tendrá que iniciar otra adaptación, y será él, Pablo, quién tenga que ayudarla a que nos olvide (solo lo necesario). Noe sabe que aquí la queremos, pero cuando el corazón y la mente discuten, ella siempre elige el corazón. Te echaremos de menos.

Moi es un ser enorme. Tan enorme que no cabe dentro de sí. Sensible, inteligente, hermano. Su sueño de África dista mucho de la realidad, la convivencia con la que soñaba no se alejó de la sociedad de que la huía. Los utópicos mueven el mundo, pero con frecuencia no encuentran la felicidad. Moi, trotamundos, no se cansará de buscar algo más allá, para no encontrarlo, para saber que lo intentó. Su sino, es la búsqueda. A veces nada vale la pena. Yo sé, que en el fondo de su corazón, le quedan muchas cosas pendientes en esta tierra. Mi más sincero abrazo.

Ambos quedarán en el recuerdo de estas paredes, y por supuesto, en lo más hondo de nuestros corazones.
9 Septiembre 2010

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Josep, 11 años, pinta la pared con un cepillo de dientes. Es día de pintura en Destiny Child Center. La esposa del presidente de Nigeria, Jonatan Goodluck, tiene marcada en su agenda la visita al centro. Así que, a contrareloj, se le intenta dar un lavado de cara. Lo mismo hay suerte y para los próximos días podré empezar a dar clases con una pizarra. Solo pintan los niños mayores. Las niñas y los pequeños libran hoy.


El militar de turno, bajito, fuerte, autoritario, exige a Josep algún pequeño detalle, alguna orden que Josep ignora. No importa quién desencadenó qué. Podría haber sido ayer, mañana, y con cualquier otro niño. Los hechos son qué un instante después, Josep corre perseguido por el policía. Lo cazará y lo golpeará. Pero hoy, la cosa no iba a terminar ahí. Los niños cansados de la disciplina a base de mano dura, y descontentos con las injustas y desproporcionadas maneras del militar, se van a revelar. Los niños le tiran piedras. El revuelo es impresionante. El patio es un polvorín. Todos los niños corretean, aplauden, miran el espectáculo. Los chicos mayores defienden su plaza. Con palos en la mano, estacas de madera que acaban de arrancar del billar, con piedras. La situación está descontrolada. El militar quiere venganza, ya no cabe dentro de su pantalón, se desafloja el cinturón. Corre detrás de algún niño en concreto. Su cara asusta. Tengo miedo de que pueda cogerlo. Pero los niños se mueven rápido. La cólera del uniforme se vuelve ira. Paradlo, paradlo. Sujetadlo! Los demás profesores y voluntarios intentan detener al militar.

Los niños nos explican que están cansados de sus prácticas vejatorias. A veces les castiga metiendo la cabeza en el charco del pozo. Les pega, les azota, no es justo. Será el último día que trabaje en DDC.

martes, 7 de septiembre de 2010

Cada grupo de cocina empieza a definir su forma de trabajo. Las etiquetas ya están puestas: Con Moi sabes que comerás tarde. Con Patri, desde luego, no te quedas con hambre. Cuando le toca a Fosky puede haber sorpresa, pero siempre elaborada. Para Noe, con la col tiene bastante. Y Mache es la experta en reciclado!

Todo tiene explicación. Al haber dos grupos de cuatro, estos están en la obligación moral de currarse un poco más las comidas, hornear una pata de cerdo, una cazuela de pescado o un buen guiso. En cualquier caso, ningún grupo es manco, y quien más y quien menos se saca platos de la manga que ni el Arguiñano.

La clientela, también es especial. Samu esta siempre atento a que en su plato no caiga material no apto para su dieta (si cae lo apartará luego en un ladito del plato), Moi, no sabe si ser o no vegetariano, su mente dice que no quiere carne, su boca se la pide, y entre tanto, algunos, nos ponemos cerca por si nos cae su trozo de pescado. Porque si hay alguien que coma sobras de los demás, soy yo. No me canso de decir que la comida no se tira. -Probad un poco y luego podeis repetir- les digo. Pero lamentablemente la basura recibe cantidades de comida que a mí personalmente me avergüenzan. A María le encanta chupetear los huesos de pollo de todos, y comerse los más apetecibles. Jose come pan. A Isa le chifla la fruta y verdura. Neli le echaría ketchup a todo. Ronald y Michael comen lo más grande, -están creciendo-, nos decimos entre nosotros.

Si las madres supieran lo que comemos... ay!...benditas sufridoras... Si hoy no tenemos reparos, es gracias a vosotras!

lunes, 6 de septiembre de 2010

Excursión dominguera a Calabar Airport. Una hora y cuarto desde casa andando. Me acompañan Samu, Patri y Kanu. El aeropuerto es tan familiar como una estación de autobuses de pueblo. Cuatro mostradores, facturación, información, alguna compañia aerea y seguridad. Las revistas cogen polvo en un kioskillo de prensa cerrado.

La poca información que pudimos recoger un domingo se resume en cuatro compañias aéreas y una agencia de viajes:

Aero
http://www.flyaero.com/
Air Nigeria
http://www.myairnigeria.com/
Arik
http://www.arikair.com/
Irs Airlines
http://www.flyirsairlines.com/

Get Travels
http://www.getravelsng.com/

Investigando internet os resumo:
En este enlace están todas las compañias con vuelos domésticos en Nigeria
En este accdeis a todas las compañis aéreas internacionales que operan en Nigeria

Embajada nigeriana en España:
Embassy of Nigeria in Spain
Address: Calle Del Segre 23, 28002 Madrid, Spain.
Phone: +34 91 5630911 begin_of_the_skype_highlighting +34 91 5630911 end_of_the_skype_highlighting, 5630971, 4110078; Fax: +34 91 5636320, 5630258, 4116700
Email: info@nigeriainspain.org
Website: http://www.nigeriainspain.org/
Nigeria Vs Madascar. Partido de clasificación para la copa de África. Entradas por 500N, 1500N y 3000N. Compramos entradas en tribuna por 1500 Nairas por motivos de seguridad, ya que el coordinador, Roland, nos advertía farrucamente que las zonas más baratas no eran seguras y que las avalanchas y robos eran frecuentes. Nada más lejos de la realidad, la parte más ajetreada fue justo la entrada o vomitorio por el que habíamos accedido. Una vez empezado el partido, la muchedumbre sin entrada se apelotona en las rejas de la puerta intentando entrar. Los efectivos de seguridad no pueden parar la marea, que consigue abrir la puerta y colarse en el estadio. Cientos de personas pierden sus sandalias, gafas, pelos y pelucas en el tumulto.

Partido aburrido y soso, donde el que más corrió no superó ni los 6 km de carrera. Medio campo sin verticalidad ni intención. Tampoco le hizo falta más al equipo local, que ganó facil por dos goles a cero.

Con este panorama la salsa la ponía una peña-banda de música, con trompetas y tambores, y las olas que recorrían las gradas levantando a la gente de sus asientos. María, a mi lado, saca una bolsa de pipas. ¿Pipas? Pipas de girasol! Tan frecuentes en España y tan difícil de encontrar en el extranjero. Saben a gloria y sal.

5 Septiembre 2010
Moi tiene malaria.

Dan las nueve de la noche. Moi, acompañado por Fosky, Roland y Elisabeth, está en el hospital. Se encontraba mal. Fiebre, sudor y escalofrios. Las pruebas de sangre confirman que tiene malaria. Se desmaya y pierde el conocimiento.

Las llamadas desde el hospital no tranquilizan la casa. La gente comenta y los nervios se apoderan de algunos. Noe, apresuradamente, se toma el Larian que había dejado hacia dos semanas. Muchos se plantean retomarlo, pues ya somos minoría los que somos fieles al fármaco.

El Honda Accord de Roland entra en casa. Todos salimos a saludar a Moi. Está cansado, pero bien de ánimos. Se fuma un cigarrillo en la misma entrada de la casa. Aclara algunas preguntas y nos enseña el tratamiento que tendrá que tomar.

Los mosquitos son nuestros enemigos, sería bueno que no lo olvidáramos. Subir la guardia con la profilaxis química antimalaria, ropa larga, mosquitera y repelentes son algunas de las recomendaciones. Cuestión de probabilidades, nada te asegura estar a salvo. Pero Moi nunca tomó pastilla alguna, nunca usó repelentes, y empezó a dormir con mosquitera hace menos de un mes. Estamos en zona de máximo riesgo, donde la malaria es endémica. Mis sondeos, preguntando a cualquiera si ha pasado o no la malaria, no dejan lugar a dudas, aquí todo el mundo tiene malaria y pasas sus fatigosos y helados síntomas de vez en cuando. Cualquier mosquito y por ende cualquiera de las picaduras que tenemos en el cuerpo puede ser el principio de un mal rato.

4 Septiembre 2010

sábado, 4 de septiembre de 2010

El miércoles abrí el cajón del escritorio y mi calcetín no estaba allí. Me habían robado. Me habían birlado un fajo de billetes equivalentes a 500€. Que putada. Ya me habían avisado: -Nigeria es un país duro. En Nigeria hay muchos ladrones-. Y lo tuve muy presente las primeras semanas, pero me confié. Ahora, he perdido una cantidad de dinero ahorrado equivalente a mi sueldo anual de voluntario. Dinero que había acumulado para viajar en los próximos meses. No queda otra que aprender. La suerte es no repetir errores.

1 Septiembre 2010