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lunes, 6 de septiembre de 2010

Moi tiene malaria.

Dan las nueve de la noche. Moi, acompañado por Fosky, Roland y Elisabeth, está en el hospital. Se encontraba mal. Fiebre, sudor y escalofrios. Las pruebas de sangre confirman que tiene malaria. Se desmaya y pierde el conocimiento.

Las llamadas desde el hospital no tranquilizan la casa. La gente comenta y los nervios se apoderan de algunos. Noe, apresuradamente, se toma el Larian que había dejado hacia dos semanas. Muchos se plantean retomarlo, pues ya somos minoría los que somos fieles al fármaco.

El Honda Accord de Roland entra en casa. Todos salimos a saludar a Moi. Está cansado, pero bien de ánimos. Se fuma un cigarrillo en la misma entrada de la casa. Aclara algunas preguntas y nos enseña el tratamiento que tendrá que tomar.

Los mosquitos son nuestros enemigos, sería bueno que no lo olvidáramos. Subir la guardia con la profilaxis química antimalaria, ropa larga, mosquitera y repelentes son algunas de las recomendaciones. Cuestión de probabilidades, nada te asegura estar a salvo. Pero Moi nunca tomó pastilla alguna, nunca usó repelentes, y empezó a dormir con mosquitera hace menos de un mes. Estamos en zona de máximo riesgo, donde la malaria es endémica. Mis sondeos, preguntando a cualquiera si ha pasado o no la malaria, no dejan lugar a dudas, aquí todo el mundo tiene malaria y pasas sus fatigosos y helados síntomas de vez en cuando. Cualquier mosquito y por ende cualquiera de las picaduras que tenemos en el cuerpo puede ser el principio de un mal rato.

4 Septiembre 2010

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