La estación de las lluvias ha llegado. El cielo se cubre de plomizas nubes. Sopla el viento. Se escucha la estampida de caballos a lo lejos, acercándose. El agua empieza a caer. Las gotas rompen con violencia contra la tierra formando surcos de agua como ríos, desparramados, rebosantes. El intenso olor a tierra mojada lo impregna todo. El agua es bienvenida, deseada, necesaria.
La ropa se moja, el mercado queda desierto, las calles de tierras son ahora barrizales, pero la lluvia limpia lo viejo y renueva la vida, como cada año, como cada estación, como ha sido siempre, empieza un nuevo ciclo.
Se nota la experiencia del tiempo transcurrido. Vuelven las lluvias un año más tarde.
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