La importancia de los detalles.
En la convivencia con los 16 miembros de la casa uno empieza a distinguir quién es quién con el paso del tiempo. Cada cual va asumiendo su papel dentro de la "organización". El teatro y la adopción de personajes no tienen sitio en esta casa, los 12 meses que estaremos compartiendo casa y trabajo, nos pondrán a cada cual en su sitio.
En un contexto como este, donde desde el primer minuto hay que tomar decisiones y ser mínimamente efectivos en su ejecución, los líderes naturales pronto empiezan a destacarse. Un líder natural no es elegido arbitrariamente ni al azar, simplemente se hace notar por su determinación, conocimiento y ausencia de equivocaciones. Si actúa de forma coherente, efectiva y justa, el grupo lo secundará. Será capaz de aglutinar en torno así las decisiones más importantes, la linea de acción, y la motivación para que el resto del grupo funcione. Si por alguna razón comete errores, no es constante, o es incoherente, pronto su liderazgo no tendrá peso alguno. No es difícil hacerse notar, lo difícil es liderar, y sólo los elegidos tienen ese don.
Por otro lado, rápidamente, también se puede observar el nivel de compromiso de cada uno con respecto a los diversos temas. Hay quién trabaja sin descanso y quién descansa mientras trabaja. Quién es perfeccionísta con lo que hace, quién detecta problemas y tiene autonomía suficiente para resolverlos, quién cocina con cariño o limpia con esmero.
Compañerismo, compromiso, amistad, generosidad... son conceptos que todos manejamos, y que incluso nuestra mente lucha por alcanzar, sin embargo, la acción puede distar mucho de esos ideales. Egoísmo, desconsideración, nula empatía... la linea entre unos y otros es delgada y está en continuo conflicto. De la misma forma, la libertad individual queda limitada por las libertades de los otros.
Entonces, son los detalles del día a día los que marcan de alguna forma las relaciones interpersonales. Es el respeto llevado a la máxima expresión lo que te une a alguien. Es no solo la generosidad individual, si no la lucha por la generosidad grupal lo que demuestra esa verdadera preocupación y empatía.
No todos necesitamos lo mismo. Hay personas más y menos dependientes de afecto, cariño o toma de decisiones. Hay quien es más y menos autónomo. Y por eso cada cual se va complementando mejor con unas y otros según caracteres y compatibilidades.
Así las cosas, uno aprende a veces, a dar a aquellos que dan, a escuchar a los que escuchan, a contar con los que cuentan contigo, a trabajar por los que trabajan, y al fin y al cabo, a respetar a todos, cada uno de su madre.
Tengo claro una cosa, de esta experiencia, me llevaré amigos y amigas para toda la vida. Gracias compis!