León El Africano, de Amin Maalouf.
Era la segunda semana del mes de Junio. Matalascañas. Estoy en esa casita de playa que me vio crecer al ritmo de veranos y barbacoas. Relajado en el sofá junto a Sonia. Las noticias hablan del Premio Príncipe de Asturias de literatura 2010, Amin Maalouf. No me suena, no creo conocerlo. Una de sus obras, León el Africano, si que me suena. Levanto la vista y en la repisa descansa un ejemplar. El libro me llama. Los libros te eligen.
Leo en su contraportada: "Un hombre nacido en Granada poco antes de la caída de la ciudad en manos cristianas será protagonista de una extraordinaria aventura. Conocerá la misteriosa ciudad de Tombuctú, los quince reinos negros situados entre el Niger y el Nilo, y la magnífica Constantinopla. Será testigo de la toma de El Cairo por los otomanos, y pondrá incluso sus conocimientos y experiencia al servicio del papa León X y Julio de Médicis".
Exiliado, mercader, proscrito, embajador y diplomático. Un viajero en el primer cuarto del S.XVI.
"- ¿De qué pasta estás hecho para aceptar perder una ciudad tras otra, una patria tras otra, una mujer tras otra, sin luchar nunca, sin sentirlo nunca, sin mirar nunca hacia atrás?
- Entre la Andalucía que dejé y el Paraíso que me está esperando, la vida es sólo una travesía. No voy a ninguna parte, no codicio nada, no me ato a nada, me fío de mi pasión por la vida, de mi instinto de la felicidad, y también de la Providencia. ¿No fue eso lo que nos unió? Dejé sin vacilar una ciudad, una casa, una vida, para seguir tu camino, para halagar tu saña."